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Por qué no deberías obligar a comer a tu bebé

    Si tu bebé no quiere comer no le fuerces

    María Bustabad Por María Bustabad · Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Master en Nutrición

    Las madres muchas veces nos agobiamos porque nuestro bebé no come todo lo que se le pone en el plato o rechaza muchos alimentos. Igual que hay peques que duermen bien y otros tiene un sueño más complicado, hay bebés que comen muy bien y les gusta probar cosas nuevas, y otros que rechazan muchos alimentos.

    Un proceso que requiere infinita paciencia

    Como ya hemos comentado en otras ocasiones, obligar al niño a comer no da buenos resultados. La primera reacción al insistir suele ser el rechazo a ese alimento, que si además tratamos de forzar, lo recordarán la próxima vez que se le presente y lo volverán a rechazar. Suele dar mejores resultados dejar pasar un tiempo y volver a presentárselo más adelante. Es posible que sus gustos y su curiosidad vayan variando y se atreva a probarlo.

    Otro error muy común que solemos cometer los padres a menudo a la hora de comer, es fijar una cantidad que deben terminarse. Insistir en que el bebé se termine la cantidad que le hemos puesto en el plato puede volver a producir rechazo también, ya que no todos son capaces de ingerir la misma cantidad en una sola comida, y tampoco todos tienen el mismo gasto calórico, y por tanto  la misma necesidad nutricional.

    Hay que tener en cuenta también que por naturaleza, el bebé tenderá tendencia a rechazar sabores y texturas que no conoce, por lo que no debemos desesperar si al introducir alimentos nuevos no quiere comerlos. No insistir y volver a ofrecerlos en otras ocasiones suele dar buenos resultados. Poco a poco dejará de verlos extraños y se animará a probarlos.

    Instaurar hábitos correctos desde el principio en cuanto al momento de comer, tanto en los alimentos que se ingieren como el tiempo, las formas… ayuda a que el bebé desarrolle hábitos saludables en su vida de adulto, y por lo tanto será beneficioso para su salud a corto y largo plazo. La hora de comer debe ser percibida para ellos como un momento agradable, y no debe convertirse nunca en un castigo o en una actividad que esté deseando que termine.

    Recetas para mi bebé

    ¿Qué puedes hacer?

    Además de ser pacientes y no insistir demasiado a la hora de comer, hay varias cosas que podemos hacer también para motivar un poco más al niño en los temas de la alimentación:

    1. Hazle partícipe: participar en la compra de los alimentos, llevarlos a la cesta, hablar sobre su origen, etc. les genera como poco curiosidad por los mismos. Déjales mirar y participar en la medida de lo posible en la elaboración también les ayuda a entender un poco mejor el proceso y a apreciar cada alimento por separado.
    2. Comer en familia: Establecer el momento de la comida, o la cena, como punto de encuentro familiar, donde todos los miembros se cuentan sus aventuras diarias y se prestan atención, puede les ayuda a asociar ese momento con situaciones agradables.
    3. Eliminar distracciones: la hora de la comida no debe ir acompañada de la televisión, los móviles, las tabletas o muñecos y juguetes. Todos debemos ser conscientes de los alimentos que estamos comiendo y de la compañía de la que estamos disfrutando.
    4. Ser su espejo: los niños quieren imitar lo que nosotros hacemos, así que nuestro comportamiento con respecto a la comida y al tiempo que le dedicamos, será determinante en los hábitos que pretendemos instaurar en el pequeño.
    5. Establecer rutinas: mantener un horario más o menos estable en las horas de comidas, establecer un tiempo para comer, no levantarse de la mesa hasta que se termine o terminen todos en la familia… son hábitos que ayudan a establecer buena relación con la comida.
    6. Probar nuevos alimentos: no caer en la rutina de presentarle siempre los mismos alimentos o preparaciones, ya puede resultarles aburrido. Presentarles alimentos nuevos de vez en cuando, y que vean como nosotros también probamos suele despertarles curiosidad. Si se produce un rechazo a probar el alimento nuevo, recuerda que es mejor no insistir y volver a presentárselo un poco más adelante.

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